miércoles, 11 de junio de 2008

Obscenidad: presentación y representación



Hay algo del proceso que se nos escapa.
Esta idea de lo obsceno.
Decidimos trabajar tres aspectos: lo violento, lo escatológico y lo pornográfico.
La idea era trabajar los límites de la representación.
Cuánto de esto se puede representar sin matar la ilusión? al teatro mismo?
Es decir, para ser extremistas, la muerte no se puede hacer, se tiene que representar ya que no hemos encontrado al actor dispuesto a morir en una función, o tal vez lo hemos encontrado, lo que no encontramos son los suficientes actores como para hacer una mínima temporada.
Ahora darse un beso en la boca se puede presentar, no es necesario representarlo , hacer como si, evocarlo mediante algo ficticio, sino que lo traemos presentándolo.
Entre la muerte y el becho, hay un gran trecho. (tuve que poner becho para que rimara)
En fin, estos tres componentes nos ha permitido investigar sobre los límites precisos de la representación y la aparición de la presentación.
Peleas, golpes, vómitos, sangre, sexo... cuánto es necesario presentar y cuanto hay que representar?
Lo discutimos en grupo, no hay opiniones encontradas, todos estamos igualmente perdidos, no logramos hacerlo de manera que produzca una verdad escénica, porque he ahí el problema, la verdad escénica tiene reglas diferentes a la realidad real, la del mundo. Hay que probarla una y otra vez, ensayarla, someterla.
Han empezado a aparecer poco a poco algunas puntas, alguna simultaneidad de escenas que parece ir contra las reglas generales de la representación pero que concitan interés escénico, dramático. Algún grito o pelea, algún silencio, han despertado momentáneamente la llama de lo que estamos buscando.
Todavía estamos perdidos, seguimos buscando.

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