martes, 30 de septiembre de 2008

Crítica de Humprey Inzillo en Rolling Stones



Aguafuertes Montevideanas
Publicado: 30.09.2008 | 15:34 en Debates

Fin de semana cultural en la Banda Oriental: Obscena, la nueva obra de Gabriel Calderón.

http://www.rollingstone.com.ar/weblogs/apuntes-domesticos/nota.asp?nota_id=1054931


Es sábado de noche y sobre la mítica calle Isla de Flores, en el Palermo montevideano, una tropilla de bohemios e intelectuales agota, una vez más, las entradas para Obscena, la nueva obra del joven y prestigioso director y autor Gabriel Calderón. La escena transcurre en un viejo galpón devenido a sala (de formación) teatral, frente a una serie de viviendas cooperativas en construcción. El humo del parrillero, con brasas especiadas por la música de Bob Marley, se cruza con el sonido de la cuerda de tambores, que desde hace más de un siglo aparece, como todos los sábados a esa hora, por esa calle.

El público ingresa a la sala oscura en grupos pequeños, guiados por jóvenes con linternas y mantas (que sirven para combatir el frío, o bien para darle visos de confort a la tribuna de madera). Las linternas hacen también las veces de ?seguidores? para los actores que, ya en escena, esbozan caras y bocetan situaciones de lo que vendrá.

Pero antes, se encienden las luces y el autor, junto a todo el elenco, advierte la disposición del espectáculo: no habrá aplausos. Bajo ninguna circunstancia. El saludo final es al principio, un gracioso intenta una ovación pero el cálido y respetuoso silencio general lo acalla, lo aplasta.

Obscena se propone narrar simultáneamente tres historias. Una violenta, sucedida en 1978. Una escatológica, que transcurre en 1988. Y una pornográfica, situada en 1998. Todo será mostrado. Todo junto. Y al mismo tiempo. Como en la experiencia de Marta Minujín en los 60: simultaneidad en simultaneidad. Son tres historias que se pueden entender independientes, o tal vez como la misma historia, una tragedia, que luego se repite entre excrementos, erecciones, eyaculaciones, exhibiciones... Detrás de esta hora, donde "Todo será mostrado", bajo el paso de los tambores callejeros que contaminan la música ad hoc de Silvia Meyer, hay cinco meses de ensayos diarios (previos), hay más de quince actores en escena que encastran en el engranaje de la simultaneidad con precisión geométrica y hay un auspicioso y acaso provocativo modo de narrar una historia (o unas historias) tensas, filosas, impactantes. Cuando todo ha pasado, cuando la frase final de Pasolini da por concluido el espectáculo, los actores conversan con el público en la tribuna. Ya no hay tambores en las calles, y sólo sobreviven, en la moquette, vómitos, sangre, semen. Restos escenográficos de una obra intensa, donde todo ha sido mostrado.



link permanenteLink Permanentecomentarioscomentarios (0)

Autor: Humprey Inzillo

1 comentario:

Unknown dijo...

Acá está el post que se merecía Sticky Fingers. Si tenés ganas podés pegarte una vuelta a leer y/o comentar algo.

Un abrazo!

 
clasificados